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Reflexiones frente al mar

La ciudadanía de alta montaña andina tiene oportunidades de recargar baterías en el horizonte marino, infinito y misterioso, al tomar distancia y poder reflexionar sobre la evolución de la coyuntura política. Estos son privilegios que da la vida y que hay que engrandecer. Para esos momentos existen nichos donde se puede disfrutar de la música, la literatura, la creatividad, el baile, regalos para compartir con tranquilidad, para mostrar que se puede vivir en paz, con orgullo de país.

1/31/2019


Por: Margarita Pacheco M.

Al escuchar el oleaje movido por los vientos alisios del norte y alejarse con la imaginación en el paisaje azul profundo, se puede apreciar el silencio de adentro. El paso tempranero de aves marinas en fila cruzando el cielo azul, canoas de pescadores al mar abierto, todo ayuda a poner los pensamientos en un cierto orden mental. Es una ocasión única para intentar poner la mente en blanco y limpiarla de tanta contaminación.

Febrero arranca con bríos, brindando oportunidades para reinventarse, en un año extraño, convulsionado por un incierto orden mundial, temores y amenazas en la región y en el vecindario tricolor, con una crisis humanitaria sin precedentes. Por eso, conversar con personas que han vivido otras crisis en otros lugares del mundo, aplaca el espíritu, incita a meditar sobre las causas de tanto problema mundial. La conversación con el prolífico autor y exdiplomático francés en Senegal, Jean Christophe Rufin, cofundador de Médicos Sin Fronteras, que viene por primera vez a Colombia, en la 13ª versión del  Hay Festival, es una oportunidad para recordar que hay muchas otras crisis humanitarias que opacan la armonía entre seres humanos, en muchos otros lugares del mundo. Rufin sugiere leer, entre muchas de sus obras Perfume de Adán, publicado en el 2007 en París. Una oportunidad de reflexión frente al mar.

La música, la literatura, el debate de ideas y los encuentros de caras amigas y sonrientes, de niños y niñas absortas escuchando un poema, son un oasis para el espíritu y la imaginación. El Hay Comunitario, en barrios periféricos de la ciudad amurallada, muestra que el 40 por ciento de los eventos literarios del festival, suceden en poblados apartados de la literatura y de las artes, buscando estimular el espíritu creativo de jóvenes estudiantes. La visita, con la Fundación Plan Internacional en convenio con el Festival Hay al barrio el Pozón, Municipio de Turbaco, ilustra el potencial de estos espacios descubriendo jóvenes talentos anónimos en sectores populares en barrios alrededor de la ciénaga de la Virgen. Niños y niñas, con ojos brillantes y despiertos, tienen también la oportunidad de mostrar sus talentos para el canto, el baile, la poesía y la composición musical caribeña, tomar conciencia de un entorno silvestre de bosque seco, de  manglares, ciénagas y caños urbanos que conectan con el mar.

El Pozón, un barrio ubicado en la zona de amortiguación de la Ciénaga de la Virgen, acoge una comunidad que transita del desplazamiento y la exclusión a la inserción de la vida urbana e internacional de Cartagena. Allí existe una rica vida colectiva, con actores sociales que aportan soluciones a sus condiciones de vida después del conflicto.

Soy testigo de la esperada visita oficial de la primera dama de la Nación al Pozón, se hizo esperar durante varias horas, el lanzamiento del Festival Hay Comunitario. Sorprende que Protocolo no le hubiera sugerido dirigir una disculpa explícita, ante un auditorio infantil que esperaba tan anunciada visita. Esos ejemplos de cortesía deberían empezar por la Casa de Nariño y en cada uno de los ministerios del Gobierno nacional, enseñando a los colombianos a respetar las citas en horas acordadas. Esta es una mala costumbre nacional, que se repite sin justificación, como parte de la cultura, desde los altos rangos oficiales.

En El Pozón quedó en evidencia, ante un público infantil, que es “normal” llegar tarde,  y que es permisivo el retraso. Ojalá que este mensaje llegue a Palacio, pues la primera dama debería dar buen ejemplo de cumplimiento ante la juventud. Los lánguidos aplausos de los niños pusieron en evidencia la lejanía de un discurso improvisado que desconocía la historia del barrio, los talentos locales y la crisis humanitaria que viven los niños venezolanos asentados en el Pozón. Unos viven con permiso de permanencia, otros sin ninguna opción para estudiar ni acceder a los servicios de salud.

Unos niños venezolanos son parte de los caminantes que siguen su ruta, otros son retornados, con nacionalidad colombiana, que han llegado para integrarse. Este barrio de Turbaco, es uno de los lugares más críticos, donde la población local acoge sus parientes emigrados hace años, ahora recién llegados. Atenta sugerencia a las  asesoras del Palacio de Nariño para que los próximos discursos de la Primera Dama sean más cercanos a los lugares que visitará durante el cuatrienio del gobierno.

Para ir a El Pozón se disfruta de un espectacular tramo de la vía al mar, una de las autopistas 4G de la Nación, que conectan Cartagena con Barranquilla. Estas son las obras costeras de mitigación al cambio climático más emblemáticas del Caribe, que constituyen la defensa ante la inminente erosión costera y amenaza por la subida del mar. El túnel de Crespo, el llamado Malecón de Crespo, el parque litoral urbano más grande de la costa,  las playas y los siete espolones producto del relleno ganado al mar abierto, constituyen con el viaducto construido entre manglares, ciénagas y mar, un acierto que permite integrar nuevos barrios como Serena del Mar, con sectores populares en Bayunca, El Pozón y otros barrios periféricos, a lo largo de remanentes de bosque seco que se distinguen en el paisaje urbanizado de la vía de la Cordialidad.

Es justamente en estas grandes obras de infraestructura, donde se podrían aprovechar los talentos de jóvenes de los barrios populares de Cartagena, para aprender de horticultura, jardinería, paisajismo, dibujo, música, talleres para estimular expresiones culturales  para embellecer espacios públicos, acogiendo la creatividad de la población infantil. Es hora de abrir el corazón de los ingenieros de la Agencia Nacional de Infraestructura para inaugurar modelos de participación público-privada para aprender a cuidar y respetar la biodiversidad costera, generar nuevos paisajes urbanísticos con trinitarias, mangles Zaragoza, almendros, cauchos, uvita de playa y muchas otras especies resistentes a la salinidad y a los vientos alisios, con capacidad de resiliencia frente a la salinidad del suelo y a la larga ausencia de lluvias.

Se me ocurre que con la primera dama Juliana se podrían desarrollar oportunidades de participación juvenil para construir modelos de apropiación de nuevos espacios costeros ganados al mar y resaltar la exuberante biodiversidad del bosque seco tropical, tan maltratado en el Caribe.

Como dirían Carlos Magdalena, el botánico de Kew Gardens y Brigitte Baptiste, la directora del Instituto Alexander Von Humboldt, reunidos durante el primer día del festival Hay, se podría hacer un nuevo Jardín Botánico costero, teniendo en cuenta las complejas condiciones biofísicas producidas por un relleno ganado al mar. A ver si el “Mesías de las Plantas” se le aparece a Crespo para generar el parque litoral más hermoso de Colombia, acompañado de un ambicioso programa de pedagogía ciudadana, que aún no ha comenzado y que puede ser modelo de educación ambiental a nivel nacional. La estrategia de sensibilización y comunicación a la ciudadanía deberá garantizar el respeto y el cuidado de la biodiversidad costera, de los espacios públicos construidos, baños colectivos, casetas de energía, caminos peatonales, pistas y ciclo-rutas y una potencial variedad de jardines con riego artificial. Hoy el parque es aún un “peladero bobo”, como comenta una de las vecinas del Comité Ambiental del barrio, frente al enorme potencial que tiene este espacio público urbano, que debería convertirse en pocos años, en el Jardín Botánico costero más representativo del país, para uso intensivo de la juventud.

Es así que

El Hay de Literatura y el Hay comunitario invitan a volver a leer, a descubrir espacios públicos para arborizar, prodigar sombra, con olores a orégano, tomillo, romero y hierbas aromáticas que escritores y jóvenes poetas puedan describir. En los parques, el baile y la literatura podrán seguirán transmitiendo mensajes para que este país se aleje la  violencia.

P.D. La exposición de fotografías de Jesús Abad Colorado, en el Claustro de San Agustín en Bogotá, debería mostrarse en Cartagena en todos los colegios públicos y privados. Completar esta muestra con el documental de “Fragmentos” de Doris Salcedo y equipo de mujeres víctimas del maltrato de la guerra. Es un imperdible.

Felicitaciones a Néstor Franco y su equipo de la CAR Cundinamarca en su  aniversario de 58 años, con esperanzas de ver cambios en su próxima junta directiva.