Hace casi una década el litoral marino de la Sierra Nevada de Santa Marta se veía más intervenido por colonos y narcos que sacaban drogas por estas playas desiertas. Allí también se realizaban los pagamentos de los Pueblos Arhuacos, Kogui, Wiwas, Arsarios, dueños ancestrales de estos parajes mágicos entre Ríos , mar y montañas tupidas de bosques. Hoy, en una vereda del corregimiento de Guachaca, Municipio de Santa Marta, Magdalena, volvemos a un lugar tratado con respeto y afecto. Paraje ideal para encontrarse consigo misma, con un grupo afectuoso y pacifico, practicante de yoga y meditación, para recuperar la serenidad y vivir el aquí y el ahora.
Las Incertidumbres profundas generadas por la locura de guerras y violencias( vividas en estas montañas y en otros lugares del mundo), nos llevan a encontrar sosiego y compasión, buscar energías del universo que alimenten el alma perturbada. Esta experiencia debería repetirse y ampliarse para que la sociedad encuentre espacios de reconciliación y razones para compartir las bellezas de la naturaleza tropical.